Fabricio Alvarado destaca el valor y la cultura de Guanacaste en el bicentenario de la anexión a Costa Rica

Nicoya, 24 de julio de 2024. En su intervención, durante la celebración del bicentenario de la Anexión del Partido de Nicoya a Costa Rica, el diputado Fabricio Alvarado resaltó la importancia histórica y cultural de Guanacaste, haciendo un llamado a la unidad y a la acción para enfrentar los desafíos actuales de la provincia.

Alvarado inició su intervención destacando el ambiente festivo que se vive en todo el país, con niños y niñas vestidos con trajes tradicionales y disfrutando de la música y la gastronomía típica. «Hoy, todo Costa Rica celebra con orgullo la herencia guanacasteca», mencionó.

En un giro significativo, el diputado expuso una nueva perspectiva sobre la anexión: «No fue Guanacaste quien se anexó a Costa Rica, fue Costa Rica la que hace 200 años se anexó a Guanacaste», subrayó, enfatizando la unión cultural y tradicional que define la identidad nacional.

Alvarado no esquivó los problemas que enfrenta Guanacaste, señalando el desabastecimiento de agua, la creciente inseguridad y el desempleo como los principales desafíos. Destacó la alarmante tasa de homicidios, que ha aumentado en un 100% comparado con hace cinco años, y llamó a un esfuerzo conjunto para combatir el crimen organizado y mejorar la infraestructura educativa.

«El Estado Costarricense está en deuda con el pueblo guanacasteco en materia de seguridad», afirmó, instando a las instituciones a tomar medidas serias y efectivas para dotar a la provincia de la infraestructura necesaria y oportunidades reales de empleo y educación.

Citando el espíritu de los guanacastecos que hace 200 años decidieron unirse a Costa Rica en «común acuerdo», Alvarado hizo un llamado a la unidad y a priorizar las soluciones sobre las diferencias. «Nuestra guerra no es entre nosotros, es contra el crimen organizado, la delincuencia, la corrupción, y la pobreza», declaró.

Concluyó su discurso exaltando el valor y la fe de los guanacastecos, y reafirmando su compromiso de trabajar por el bienestar de la provincia. «Costa Rica le dio nombre a esta tierra, pero esta tierra y su gente le dieron alma a Costa Rica», finalizó.

La celebración del bicentenario fue también una oportunidad para renovar el compromiso de todos los costarricenses con Guanacaste. «¡Que viva Guanacaste! ¡Que viva la anexión! ¡Que viva el bicentenario! ¡Dios bendiga siempre a esta linda tierra!», exclamó Alvarado, concluyendo con una nota de esperanza y determinación.

A continuación, el discurso completo:

BICENTENARIO DE LA ANEXIÓN

Hoy en las escuelas, en las ciudades y en el campo de toda Costa Rica, hay niños gritando bombas y retahílas. Las niñas lucen con orgullo los frondosos vestidos tricolores. En todo Costa Rica hoy se disfruta de la música de marimbas y tambores, saborean la mazamorra, las rosquillas, las tanelas, el pozol y el piñonate.

Hoy todo Costa Rica, en todos los rincones, celebra con orgullo la herencia guanacasteca, hoy todos vemos con orgullo a esta tierra cuna de nuestra cultura costarricense. Son 200 años desde que el alma de esta nación se unió a la patria a la que siempre perteneció.

Por eso quiero hacer una corrección en la celebración de esta fecha históricamente tan importante, porque siempre hemos hablado de que el partido de Nicoya, los guanacastecos, se anexaron a Costa Rica.

Pero eso no es tan correcto, no fue Guanacaste quién se anexó, fue Costa Rica la que hace 200 años se anexó a Guanacaste, nos unimos todos los costarricenses en una misma cultura, en las mismas tradiciones, los mismos bailes típicos, en las mismas alegrías y guipipías.

Todo verdadero costarricense, todo verdadero patriota, debe ver con orgullo a esta tierra linda, pero también por sus venas debe correr la sangre sabanera, sangre de gente trabajadora, sangre de gente valiente, gente que defiende la familia, la fe, los principios y valores.

Guanacaste es fundamentalmente una provincia de gente conservadora, como lo es la inmensa mayoría de los costarricenses, y como lo somos en Nueva República.

Un pueblo, que fiel al himno a la anexión han sabido permanecer siempre libres de extrañas cadenas, no han cedido jamás en la brega.

Por eso mi llamado en primer lugar es a los guanacastecos, para que nunca pierdan esa esencia; y para todos los costarricenses, que tenemos que volver nuestra mirada a esta hermosa provincia y dejar que su espíritu alegre, pero también valiente para defender lo suyo, nos inspire a unirnos, a anexarnos todos por una mejor Costa Rica.

Admiro la valentía y el coraje de los Guanacastecos, que a pesar de años tras años, de gobiernos tras gobiernos, de promesas incumplidas, de enormes desafíos, aún mantienen la esperanza y siguen luchando por el bienestar de su provincia.

Todos los años que venimos a esta provincia para esta fecha, los guanacastecos nos dicen que entre sus mayores problemas están el abastecimiento de agua, la seguridad y el desempleo. Año tras año, se llenan de esperanzas en las promesas, pero no llegan las soluciones.

Son ya bastantes años de una incasable lucha por hacer respetar su derecho al agua potable, donde lamentablemente los distintos gobiernos lo que han hecho es patear la bola, culparse unos a otros, y hacer promesas que no pasan del discurso y las palabrerías.

Guanacaste tiene agua, y la tiene en abundancia, lo que ha faltado es que las Instituciones se tomen en serio su responsabilidad y actúen para dotar a esta provincia de la infraestructura necesaria para solucionar el problema.

También nos mencionan que la situación de violencia e inseguridad está escalando a niveles impensados en una provincia que hace tan solo unos pocos años era una de las zonas más seguras del país.

En lo que va de este año, esta provincia registra 45 lamentables homicidios, lo que representa un 100% más que la cifra del mismo periodo de hace 5 años, y un 350% más que hace 10 años.

Principalmente las costas se han llenado de violencia y temor por el sicariato, el crimen organizado y la delincuencia, causando desesperación y pánico en los vecinos de estas zonas, donde no solo temen por sus vidas y la de sus familiares, sino que también les angustia el daño al turismo que esto está ocasionando.

En el acta de la anexión, los guanacastecos de esa época manifestaron que su deseo de unirse al Estado de Costa Rica, se amparaba en las ventajas de seguridad que nuestra patria ofrecía.

Por eso, debo decir, que el Estado Costarricense está en deuda con el pueblo guanacasteco en materia de seguridad.

El crimen organizado, ha encontrado en las bellas tierras guanacastecas, las condiciones geográficas para sus operaciones delictivas… se están aprovechando de nuestros jóvenes con vulnerabilidades económicas, que están sin oficio, no estudian, ni trabajan, los están reclutando para ser parte de estas redes criminales. No dejemos que el narcotráfico se robe a nuestra juventud guanacasteca.

Necesitamos una provincia con oportunidades reales para el estudio y el trabajo para las nuevas generaciones, que en lugar de pistolas para matar, nuestros jóvenes empuñen el arma del estudio para vencer la pobreza, que en lugar de que vengan narcotraficantes, vengan empresas que inviertan y desarrollen cada uno de los cantones de esta provincia.

En Nueva República nos hemos tomado en serio el tema de seguridad, para Guanacaste y para todo el país, por eso estamos trabajando fuerte en la Comisión de Seguridad y Narcotráfico para tipificar el delito del sicariato y endurecer las penas. Lamentablemente, para limitar la prisión preventiva, y reformar la ley penal juvenil, encontramos resistencia por parte de algunos, quienes olvidan que la paz, la seguridad y la tranquilidad de los ciudadanos debe ser nuestra prioridad.

He visto en primera persona, las necesidades en infraestructura educativa en esta provincia, niños que tienen que transitar todas las mañanas por grandes trayectos para llegar a una escuela lejos de su hogar, porque la que les queda cerca está convertida en ruinas.

No es justo que los niños guanacastecos tengan mayores complicaciones para alcanzar sus sueños en comparación con los de otras zonas del país.

Lamentablemente seguimos hablando de dos costarricas, por eso le vuelvo a solicitar al MEP, poner sus ojos sobre Guanacaste, los niños valientes de esta provincia lo necesitan.

Pero no quiero centrar mi discurso en buscar culpables, sino en encontrar soluciones, y la respuesta está en el ejemplo que nos dejaron los guanacastecos de hace 200 años, y por lo cual estamos hoy celebrando esta fiesta patria.

En el acta de la anexión, los guanacastecos dejaron plasmado en que las decisiones se tomaban, y cito las palabras textuales: «en común acuerdo».

Un común acuerdo cambió la historia de Guanacaste y de Costa Rica hace 200 años.

¿Qué es un común acuerdo?, no significa estar de acuerdo en todo, ni significa pensar lo mismo, ni significa renunciar a nuestros ideales, ni mucho menos dejar de cuestionar lo que no es correcto.

El común acuerdo es el resultado de priorizar en lo que nos une, y deponer nuestras diferencias para encontrar las soluciones para las necesidades de la gente.

Guanacaste no necesita divisiones, ni discursos incendiarios, ni berrinches, ni sacadas de clavo, nos necesita unidos, nos necesita alcanzando acuerdos comunes en beneficio de la gente.

Nuestra guerra no es entre nosotros compañeros, nuestra guerra es contra el crimen organizado, contra la delincuencia, contra la corrupción, contra las imposiciones ideológicas, contra la pobreza, el desempleo y el estancamiento en la educación.

Nueva República siempre será un aliado de quienes resistan a estos enemigos de la patria.

Compañeros, tengamos el valor de los guanacastecos para luchar contra nuestros verdaderos enemigos, como dice el himno con «altivo valor chorotega».

Ese valor es la herencia de Nicoya y Diriá, los grandes guerreros que un día ocuparon estas tierras, y nos enseñaron que la familia se defiende, cuando tuvieron que enfrentar a los olmecas, y encontraron refugio y protección en esta tierra.

Guanacaste es una provincia de la familia, de sus valores, de sus tradiciones. Son un ejemplo para toda la Patria de respeto, de unidad y de amor. Pero también hemos visto como hay una lucha incesante por romper con esa herencia. Guanacastecos, no dejemos que las imposiciones ideológicas cambien ese espíritu.

Guanacaste es una tierra bendecida por Dios, con playas destacadas en prestigiosas revistas como las mejores del mundo, con bellezas naturales que nos llenan de orgullo y nos posicionan internacionalmente.

Guanacaste es una tierra bendecida por Dios, con tierras fértiles, que sirven de alimento para esta provincia y para todo el país.

Guanacaste es una tierra bendecida por Dios, una tierra de gente de fe, de gente creyente, que guarda como un tesoro a esta provincia y que hoy nos pide a nosotros, los diputados, al gobierno, a las instituciones, no los dejemos solos en su lucha.

Por su voluntad decidieron pertenecer a la patria a la que en su corazón siempre pertenecieron. Costa Rica le dio nombre a esta tierra, pero esta tierra y su gente le dieron alma a Costa Rica.

Basta ver un mapa para darnos cuenta que Costa Rica no es Costa Rica sin Guanacaste.

Por eso tengamos presente esa estrofa del himno a la anexión que dice «Guanacaste: tu histórico empeño Costa Rica no debe olvidar, cuando alzó el estandarte Briceño… “De la Patria por nuestra voluntad”».

Hoy Guanacaste nos clama para que no los dejemos en el olvido, para que esté presente en nuestros proyectos, en nuestra labor y en la gestión del ejecutivo.

Felicidades Guanacaste por estos 200 años, pero sobre todo, felicidades Costa Rica por estos 200 años.

¡Que viva Guanacaste!

¡Que viva la anexión!

¡Que viva el bicentenario!

¡Dios bendiga siempre a esta linda tierra!

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